sábado, 28 de mayo de 2011

Tierra en que cayó la sangre...

Tierra en que cayó la sangre
devorada por los perros,
y un coágulo quedó ardiendo
para ungirse en mis deseos.

Tú, mi faraón perdido
en el éxtasis del fuego,
ahora habrás de escucharme
por mandato de mi ruego.

Aunque el pasado no exista
y te ligues al presente,
yo sé bien que no puedes
del recuerdo esconderte,

pues Dios sembrará semillas
florescentes en tu pecho,
y crecerán entre mis manos
como crece mi tormento.

Tal vez ya no pueda verte,
tal vez mi sangre no pueda
confundirse con la tuya
al instante en el que mueras;

tal vez moriré durmiendo
en tu breve pensamiento,
mas los lazos que nos unen
subirán al firmamento.

5 comentarios:

  1. Encontré por ahí perdido este poema que escribí hace muchísimos años,cuando era adolescente. Recuerdo se lo escribí a un amigo que aún conservo. En fin, me pareció buena idea ponerlo aquí, medio cursi, pero lindo...

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  2. Sí, se nota la juventud y la pubertad en estos versos, pero ¿sabes? me gustó, evidentemente está, mmm ¿cómo decirlo? aparenta estar poco cuidado, pero no creo, desde esa edad se ve esa vision entre onírica y de nostalgia de poeta maldito que te caracteriza en tus trabajos mas recientes. Se me hace raro que siendo tan joven tengas una edad emocional tan antigua, tan envejecida. ese primer verso con el que abres: "Tierra en que cayó la sangre
    devorada por los perros,
    y un coágulo quedó ardiendo
    para ungirse en mis deseos"
    esta tan raro, me da envidia saber que se te ocurrio siendo jóven...aparte esta en versos de arte mayor perfectos, en este falso romance. Wow, cada vez me impresionas más.

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  3. Me recordaste al primer cuento de este libro
    Escribes increible
    http://www.rollingstone.com.mx/guia/libro-agenda-del-suicidio/

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